Hypocrisie

Hace en mes te abandoné. Hace un mes te dejé sin mantas entre esos contendores malolientes. Hace un mes te sustituí por Edgar Allan Poe y te dejé tirado, flotando en el universo virtual...

..y ahora vuelvo, sin apenas palabras que soltar...


La copa de vino estaba a rebosar de champán... a pesar de eso él seguía viéndola vacía, seguía sin poder diferenciar el color achampanado del vidrio fino e incoloro que lo contenía y le prohibía escaparse, saltar de la mesa y dejar una mancha en la alfombra.. que seguría allí cada Nochevieja.
Con rubor observó el lunar de la mejilla de Céline sin levantar los ojos de las esquinas de la mesa que se encontraba entre ellos. La gente murmuraba, eso le provocaba un pitido de oídos incesante. Su familia cotilleaba con desdén sobre aquellos familiares que no eran ni siquiera considerados como tal...y mientras su tía Margot, se colocaba su sombrero de plumas en un vano intento de que dejasen de pensar que acababa de deshollar a un ganso.

Y todas las navidades eran iguales, y todos los cumpleaños, e incluso las reuniones. Paul siempre miraba el lunar que su prima tenía sobre el labio y que tanto ansiaba tocar. Si fuese capaz de dejar de mirar las patas de la mesa por un segundo seguro que se atrevería a hacer todo lo que nunca hizo. Se levantaría del sofá, besaría el lunar de Céline y dejaría que el "inexistente" líquido en la copa, se precipitase sobre el horrible sombrero de su tía Margot, aquella que en su juventud ansiaba ser libre como un delfín. "Y mírate ahora tía. Hipócritas."

Decidió dejarse de ilusiones, y seguir analizando la geometría de la alfombra..

"Rombo, cuadrado, rombo, cuadrado, ¿circulo?"
De repente la imagen se deformó. Paul juraría que ahí siempre había habido un rombo con lados completamente rectos, jamás curvos. Notó cierta actividad molesta es su cabeza, dolor. Sus ojos se cerraban involuntariamente y los rombos y los cuadrados pasaban a ser todos círculos. "¡Oh no, otra vez no!" pensó... pero su mente no resistió y sus parpados acabaron de cerrarse mientras oía los gritos de su madre, cada vez más tenues... Finalmente, un susurro y una sirena de ambulancia.